viernes, 24 de abril de 2009

Gimmicks comestibles y otros más normales


La revista The Economist proporciona pocos artículos sobre marketing directo o interactivo, pero cuando lo hace suele ser más que interesante.

Es el caso del que apareció el pasado 11 de abril sobre gimmicks comestibles. Puedes ver el original aquí: Trading licks. Will newspaper grab consumer by the tongue?

¿Qué es un gimmick?

Un gimmick es cualquier cosa original, llamativa y sorprendente que adjuntamos a un mailing o un anuncio de prensa y refuerza la venta.

La gracia del gimmick es que implica al lector, y cada segundo extra de atención que consigamos, un pedido extra que conseguiremos.

El ejemplo más típico, efectivo y barato son las etiquetas que se deben despegar y enganchar en el cupón de pedido. Pero las posibilidades son infinitas: tokens, chips de casino, chips musicales, semillas, sobres secretos, las piezas de un puzzle, un botón, un billete de corea del norte, un tornillo, un boli... lo que sea con tal de no pasar desapercibido

Por ejemplo, en un folleto del fabricante de coches SEAT, se presentaba el nuevo modelo de Ibiza en blanco y adjuntaba un pincel y unas acuarelas con las que se podía pintar el coche en el color preferido.

El gimmick comestible

En mi experiencia laboral he trabajado con gimmicks que apelaban a los sentidos, como rascas olfativos con aroma de café o muestras de tejido para tocar, pero nunca había visto esto.

First Flavour ha inventado el gimmick comestible, unas películas de plástico que permiten al lector probar el sabor de nuevos alimentos o bebidas: un zumo de grosella, ron con lima o pasta de dientes con sabor a bicarbonato de soda (brgggs!)

Incluso, han diseñado una película con todo el sabor del tabaco para distribuir en colegios como parte de una campaña anti-tabaco.

En internet se pueden hacer muchas cosas, pero los guimmicks aportan un extra que hoy por hoy, sigue reservado al mundo del papel y la tinta.

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